English
14-Jul-2012 -- Después de recorrer tierras de Almería, Murcia, Alicante y Albacete, llegué al pueblo de Ayora, en la provincia de Valencia. Esta confluencia tiene su dificultad. Aquí se cumple lo que se conoce como poner puertas al campo. Todos los alrededores esta lleno de fincas cuyos dueños las han vallado, incluso cortando cañadas y caminos públicos. En agosto del año pasado mi amigo Ángel Villanueva y yo intentamos visitarla, tras las que cazamos en Murcia. Pero no pudimos acercarnos porque enseguida nos topamos con puertas. Y para ir caminando se nos hacía muy tarde.
Pero esta vez estudié bien los posibles caminos a seguir, y junto con lo que comentaron los últimos visitantes, decidí acercarme por el sur. Aproveche los caminos de un parque eólico, para llegar a un camino que me dirigiría directamente a la confluencia. Por este camino conduje unos pocos km. hasta que mi prius dijo “stop”. Anduve un km. hasta el punto sin encontrarme vallas. El único inconveniente fue la temperatura ambiente algo alta, pero soportable. En la lejanía se podía ver Ayora. Como cosa curiosa, decir que unos metros antes de la confluencia el suelo del camino era de roca, ya desgastada por el paso del tiempo.
Ya de vuelta comí en una plaza de Ayora unos bocadillos, mientras estudiaba las alternativas que tenía. Una era dirigirme a casa para no llegar muy tarde; o ir hacia la siguiente confluencia en Teruel, recorrer 150 km. mas, y llegar a casa mucho mas tarde. Se impuso el “sentido común” y me fui a Teruel. Es lo que tiene esto de las confluencias.
English
14-Jul-2012 -- After traversing the lands of Almería, Murcia, Alicante and Albacete, I reached the village of Ayora, in the province of Valencia. This confluence has its difficulties. All around is full of farms whose owners have fenced off the public roads. In August last year my friend Angel Villanueva and I tried to visit here, after which we hunt in Murcia.
But this time I studied all the possible ways forward, and together with recent visitors who commented, I decided to approach from the south. I took the path of a wind farm, to reach a path that would lead me directly to the confluence. I drove down this road a few km., until my prius said "stop". I walked a km. to the point, without coming across any fences. The only downside was the temperature rather high, but bearable. In the distance you could see Ayora. Curiously enough, say a few meters before the confluence, the floor of the road was rocky, as worn by the passage of time.
Once back, I ate a few snacks in the square of Ayora, while studying the alternatives I had. One was to go home rather than arrive too late; or go to the next confluence in Teruel, traveling 150 km. more, and get home much later. I chose to ignore "common sense" and went to Teruel.