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the Degree Confluence Project
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Spain : Cataluña

8.5 km (5.3 miles) SSW of Cambrils, Tarragona, Cataluña, Spain
Approx. altitude: 0 m (0 ft)
([?] maps: Google MapQuest OpenStreetMap ConfluenceNavigator)
Antipode: 41°S 179°W

Accuracy: 5 m (16 ft)
Quality: good

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#2: GPS at 41º 0' 0'', 1º 0' 0'' #3: Today catch close to CP #4: Balaf´s crew #5: Swimming at CP #6: Captain and  cabin boys #7: SN, Polo #9: Garden and gardeners

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  41°N 1°E  

#1: View to west

(visited by Meridiano, Polo, Torori, E1000, Cex and San)

English

27-Jul-2020 --

Confluencia 41º 0´ 0” N 1º 0´ 0” E

Dejar vivir un pez es memorial tan símbolo como pescarlo y glorificarlo en sus coordenadas

A escasos segundos de confluir en el cruce mencionado, recogimos una línea de pesca por babor dispuestos a parar motor para permanecer el mayor tiempo posible en la confluencia y honrar nuestros cuerpos con un baño a treinta metros de fondo. En esa recogida de sedal, Ricardo P, también conocido como el graduado en la escuela de diplomacia, pescó una caballa que salió del agua aproximadamente en un 41º 0.00´ N 0º 0.990´ E

Llegado este punto César FL aka el topógrafo se mostró dudoso con el tamaño y voracidad de la pieza y yo mismo le insté a introducirse a cierto grado de antiespecismo. El topógrafo, escéptico, torció el gesto e hizo algún comentario sobre las escamas del ser vivo después de cogerla con sus propias manos por debajo de las branquias. Más tarde, sin un consenso general, pero conscientes de estar celebrando una vida nueva, se lanzó la caballa al mar de vuelta a su territorio. Pasados unos minutos la luz de la tarde, la involuntariedad de una tormenta y Alejandra Pizarnik en persona, de espaldas a nosotros y desnuda en proa, nos convencieron de que no es necesario coleccionar el registro de una muerte o registrar la muerta de una colecta para certificar mitologías de objetos vinculados a posiciones geográficas.

Consta en la memoria de los 5 detectives de Cambrils que un día concreto, a una hora concreta y en una posición muy concreta se dio vida a un pescado que no merecía ser objeto de una tradición posesiva y disecadora de las piezas trouvées (encontrados) en los lugares precisos.

Fuera de sitio ± algunos grados y minutos 41ºN 1ºE : el lugar donde se confluyen los cetáceos.

Paramos, algunos se sumergieron y otros más tarde. También regresamos al mar —lo que le das al mar, el mar te lo devuelve—, y aferrados a un recuerdo de otro barco (no presente pero de casi la misma eslora), buscamos el punto donde confluyen los argonautas: donde los postes de la central eran dos.

Lo único que nos acompañaba era un ligero viento de poco más de tres nudos, la oscuridad del Este, y el constante sonido de un motor de un cilindro. A lo lejos nos saludaban dos luces, blanca y roja, tope y babor, de un barco estático que quizás buscaba lo mismo que nosotros.

El topógrafo avisó de algo que saltaba, y seguimos. Otros nos movimos a la proa, a mirar más cerca la espuma que se movía.

Encontramos el lugar donde confluyen los cetáceos, por accidente, sin cartas náuticas ni GPS. Su propia confluencia, en su propio sistema, fuera de toda ley humana. Y ahí se hizo el silencio. Y lo escuchamos respirar. Perdimos el punto, a ± algunos grados y minutos del 41º 0´ 0” N 1º 0´ 0” E, fuera de sitio, donde no debía haber habido nada. Y otros volvimos a recordar que lo que le das al mar, el mar te lo devuelve. Llegó la sombra del Este, y nos quedamos solos en la tercera confluencia creyendo que sería la última. No encontramos nunca el punto donde confluyen los argonautas, encontramos sus jardines.

Y regresamos a la tierra.

Confluencia 41º 0´ 0” N 1º 0´ 0” E

Algunas confluencias más que se articularon en el Balaf, el velero. Notas de bitácora para nosotros y para ellos. Gracias al barquito de vela del padre de Tomàs T., AKA Torori el Africano, se pudo navegar hasta el cruce de coordenadas después de dos paseos tentativos, mutilados por el tiempo y no en placer, además de que, un tiempito después de llegar ahí, también pude juntar y pegar dos trabajos de fin de máster, y quizá alguna línea de investigación más por si alguien se da por aludido. Esto se me ocurrió por primera vez en la bañera del velero, como diría aquel, al vuelo, pero esta vez fue al single o al surco. Luego, el libro de Patrón de Embarcaciones de Recreo que me prestó Tomàs T. me lo confirmó.

San R. deT. (ENTP) días antes de la Confluencia nos había enviado —a la segunda comitiva de este viaje que llenaba un Ford Fiesta de cuatro plazas entre Polo R., El topógrafo, mi persona y una bici Triban del año 19 cuyo plato iba seccionando poco a poco el tórax angelical del joven Topógrafo— un mapa de las torres de telégrafo que trazaban la línea abandonada Madrid/Valencia/Barcelona que era casi la misma carretera del Mediterráneo que estábamos haciendo nosotros (A3- Valencia- AP7-Tarragona). Este mapa lo hizo para su TFM, que trabajaba con estas torres de telegrafía ahora en ruinas y que resolvió con tres intervenciones que al público se mostraron como material-fundamentalistas. Una miembro del jurado evaluador se preguntó retóricamente qué hubiera hecho con las torres Olafur Eliasson a lo que él contestó “seguramente poner espejos” dejando claro que ya había pasado alguna noche por ese topos. Lo que sí pasó al final, una coincidencia pero el primero de los argumentos de esta tesina, es que el mapa del TFM nos servía para llegar al otro TFM que nos esperaba en Montroig del Camp, Tarragona.

Polo (Ricardo) y Cex (el Topógrafo), se dedicaron a señalar telégrafos desde que salimos de Madrid mientras yo me dedicaba a distraer al conductor a la par que sospechaba de que en algún momento se hubieran mirado las localizaciones de las torres. Las señalaban sorpresivamente, entre sueños, de forma muy natural, pero efectivamente lo que señalaban eran telégrafos. Lo único que supe señalar yo fue la villa alta de Sagunto pero igual que ellos con las torres: ni había estado nunca ahí ni había consultado el mapa antes de pasar, solo lo vi y lo señalé.

San me confesó en el viaje de vuelta que le aburrían las torres; yo le dije que todo parto es traumático, que en par de años le cogerá cariño. Y que no se preocupe porque que el cuerpo de las torres per se no dieron para hablar nada dentro del Ford, sí en cambio lo harían la montaña, el valle valenciano, la historia detrás de los telégrafos, su tiempo histórico junto con el de San: el hilo que agarrarían en sus extremos los teleoperadores eremitas contemporáneos, cada uno en su torre viviendo como nadie en una excepción frágil intuida por él, que lo mismo pasa con la genialidad del proyecto, que puede durar, siempre y cuando no se rompa el hilo, que los proyectos se acaban (Nieves Mestre) pero la ficción no (¿Torori?). Esto último no se lo dije en persona pero porque él ya lo sabe.

Ya estando en Tarragona fuimos a ver un telégrafo que se situaba en medio de un camping lleno de piratas contemporáneos (turistas y además [anglo]-sajones). Con ese telégrafo San podía justificar su hastío. Era algo muy normal y algo pastiche. Era mimético con lo que le rodeaba que es un Camping x Resort x Hotel que igual ponía unas termas con jacuzzi, detrás de una vidriera full fachada (el vidrio separando el calor del sopor) frente a las caravanas y al lado un parque temático de piratas coronado por la torre vigía (el telégrafo). Pero bueno, no se le puede echar la culpa ni a la pobre torre ni a los piratas ni a los británicos. Si hubo algún sospechoso de algo fue el guardia que hacía control en la garita de acceso al resort porque nunca sabremos si hablaba desde la razón o nos mentía, cuando le explicamos que queríamos ver la torre que antiguamente fue un telégrafo y nos respondió que sí, que había ido mas gente a visitarla y que efectivamente era una torre vigía para detectar piratas.

Al guardia lo mismo le podríamos haber dicho que íbamos a recrear el paisaje presurrealista de Miró, que lo que había ahí dentro era un cuadro. Pues era lo que estábamos haciendo aquella mañana, antes de la Confluencia. Esta vez formábamos un equipo ciclista extraño de 5, montando con distintas naturalezas desde la casa del Tomàs hasta la masía familiar de Miró, intersecando los paisajes de estos dos artistas, que era un poco el propósito de esos paseos: estar localizados en el TFG de Torori para ver en macro la genética de su posterior TFM. Lo que había hecho para graduarse era figurar la reconstrucción de una pedrera a montaña, en lo que era la cantera de la Renfe en la platja del Torn. Aunque Miró no pintaba casi nada en el TFM de Tom sí lo hacia el pantanal del Club Náutico Hospitalet Vandellós. Reconocí en una de las veces que estuvimos amarrando el Balaf que el tensegrity de la propuesta de la pedrera ya estaba ahí, en el pantanal, cuando miras un poco hacia arriba y se cruzan delante de ti todas las arboladuras metálicas desnudas de aluminio; los veleros cuando duermen se desarropan y se ven mejor los tensores de acero, cabos, guardamancebos, líneas que suenan en agudo metálico (HF noise) y las banderillas de España junto a otro detalle que dan lo justo de calidez.

Como ya he dicho este paseo se convirtió en una coda de su proyecto para este tribunal extraordinario que somos nosotros (al menos para mí que es la primera vez que lo visito) que le ha cedido 5-6 días de exposición en vez de 8 min, lo cual confirma que Tomás, que trabaja con signos autorreferenciales —que no se enfade por esto—, nunca dejó la heterotopía y si me permite matizar (a su favor y algo más romántico), diría que está entre la heterotopía de los tiempos de Franco, la atopía y utopía, términos que me llegan recientes a través de Barthes el Enamorado que se explican brevemente con cuatro notas sueltas extraídas del texto de Alan Paul al prefacio de Cómo vivir Juntos:

Barthes por barthes: estoy fichado, asignado a un lugar (intelectual), una residencia de casta (si no de clase)… Contra lo cual una sola doctrina interior: la de la atopía. Socrates filósofo pero también del objeto de amor: “el ser amado es reconocido por el sujeto enamorado como atopos, es decir inclasificable, de una originalidad incesantemente imprevisible”. Cuidado. La entropía degrada todo valor, también degrada la atopía como se narra en las Noches de París (Barthes) y al igual que pasaba en las noches de parís de 2019-2020: La atopía, por ejemplo (valor “bueno" porque produce diferencia, y por lo tanto poder) se debilita y degenera en una posición depresiva, luctuosa, de pura impotencia (en un “disvalor”). Para la advertencia anterior: El sujeto atópico era histérico: esquivaba los casilleros del tablero para complacerse con su propia, socrática originalidad… Cansado de cómo “salirse de”, Barthes piensa ahora como sería el espacio que le gustaría habitar [utopía].Si Torori abandera este valor —y a veces su disvalor— creo que es algo que también atraviesa a todos los que estuvieron ese día confluyendo en el Balaf (a destacar la transición atopía-utopía). A ellos les recomiendo encarecidamente — si no lo han hecho ya— leer ese prefacio algún día, más adelante, porque comprendo que no lo tendrán a mano, y aprovecho para decirle a Polo que me llevé su copia de Como vivir Juntos (gracias y disculpas) para digerir el máster durante este verano como quien se toma unos cuantos chupitos para aliviar un empacho.

En este punto, habiendo descrito los dos TFMs que enarbolan esta serie de confluencias, iré a la Confluencia que origina este texto. Se trata de algo mucho mas técnico de lo dicho hasta ahora aunque, como notáis, he aprovechado cualquier ocasión para meter algo de mi nueva jerga marinera y no es en vano, dado que todo esto no se hubiera ensamblado si no hubiese consultado deprisa y corriendo en el móvil las partes de un velero antes de navegar para poder impresionar al patrón del Balaf. Esa lectura rápida trascendió y una de las noches después de navegar (antes de ir a la confluencia) Tomás me prestó un libro de Patrón de Embarcaciones de Recreo que ojeé junto a otros más sobre veleros y uno más especial (y lo dejo aquí para que no se pierda): Lanchas y Dornas: la estabilidad cultural y la morfología de las embarcaciones en la costa occidental de Galicia de Staffan Mörling. Esa estela continua hasta ahora cuando sigo consultando el libro del PER, no obstante confieso que en principio lo hacía pensando en saber cómo diseñar el Balaf II y por eso me paraba mucho en las formas de velas, cascos, quillas y orzas. Pues bien, uno de esos tipos es la vela Marconi y aquí viene el cruce de TFM’s que vengo prometiendo.

La vela Marconi es la que se utiliza en Balaf como vela mayor, la más común a día de hoy, es triangular y también se conoce como vela Bermudiana debido a su origen. De hecho Marconi no tiene nada que ver con la vela como tal sino con el palo (mástil). Guillermo Marconi, por otro lado, es el inventor de la telegrafía sin hilos, por el cual se adopta el nombre para el palo de la vela por el tipo de estructura que presenta y posteriormente la denominación se traslada solo a la vela. Por lo tanto, el palo (mástil) que se usaba para la vela bermudiana se conocía también como Marconi por su parecido a las antenas de los telégrafos inventados por el italiano homónimo. Después de saber esto fui entusiasmado a buscar imágenes de los telégrafos de este tipo para ver si por algún casual llevaban velas receptoras de las ondas o algo parecido que le hubiese encantado a San. Lo más parecido que encontré fue un dibujo de una cometa atada a una torre que hacía las de receptor; muy interesante. Pero como ya he dicho, la homonimia se debe a la estructura que levanta el palo con la ayuda de unas crucetas metálicas y unos cables tensores de acero, como se levantaban las antenas sobre los telégrafos de San, al igual que la propuesta tensegrity de Tom y al igual que se sostiene el mástil de Balaf.

Para terminar he de decir que en la cámara de Cex debería haber una foto que a la vez me hace acordar mucho de Polo porque intenté hacerla imitando otra fotografía que descubrí cuando investigábamos las islas, en la cual salían Jean Selz, un pescador, el nieto de Paul Gauguin y Walter Benjamin navegando con un llaut en Ibiza (1933). Espero que cuando se revele esa foto se una a este dossier como testimonio gráfico de que estuvimos en la Confluencia 41º 0´ 0” N 1º 0´ 0” E.

English

27-Jul-2020 --

Confluence 41º 0´ 0” N 1º 0´ 0” E

Letting a fish live is a memorial as symbolic as dying it and glorifying it in its coordinates

A few seconds after joining the aforementioned confluence, we picked up a fishing line on the port side ready to stop the engine to stay as long as possible at the confluence and honor our bodies with a bath thirty meters deep. In that line collection, Ricardo P, also known as the graduate of the diplomacy school, caught a mackerel that came out of the water at approximately 41º 0.00´ N 0º 0.990´ E

At this point César FL aka the surveyor was doubtful about the size and voracity of the piece and I myself urged him to introduce himself to a certain degree of antispeciesism. The surveyor, skeptical, twisted his face and made a comment about the scales of the living being after taking it with his bare hands from under the gills. Later, without a general consensus, but aware that he was celebrating a new life, he threw the mackerel into the sea back into his territory. After a few minutes, the afternoon light, the involuntary nature of a storm and Alejandra Pizarnik herself, with her back to us and naked in the bow, convinced us that it is not necessary to collect the record of a death or record the death of a collection to certify mythologies of objects linked to geographical positions.

It is stated in the memory of the 5 detectives of Cambrils that on a specific day, at a specific time and in a very specific position, a fish was given life that did not deserve to be the object of a possessive and dissecting tradition of trouvées pieces in the precise places.

Off site ± a few degrees and minutes 41ºN 1ºE: the place where cetaceans converge

We stopped, some submerged and others later. We also return to the sea —what you give to the sea, the sea gives back—, and clinging to a memory of another ship (not present but almost the same length), we look for the point where the Argonauts converge: where the poles of the central were two.

The only thing that accompanied us was a light wind of little more than three knots, the darkness of the East, and the constant sound of a single cylinder engine. In the distance we were greeted by two lights, white and red, top and port side, of a static ship that perhaps was looking for the same thing as us.

The surveyor reported something jumping, and we continued. Others moved to the bow, to look closer at the moving foam.

We found the place where the cetaceans converge, by accident, without nautical charts or GPS. His own confluence, in his own system, outside of all human law. And there was silence. And we heard it breathe. We lost the point, ± a few degrees and minutes from 41º 0´ 0 ”N 1º 0´ 0” E, out of place, where there should have been nothing. And some of us remembered that what you give to the sea, the sea gives it back to you. The shadow of the East came, and we were left alone at the third junction, believing it would be the last. We never find the point where the Argonauts converge, we find their gardens. And we return to the earth. Confluence 41º 0´ 0 ”N 1º 0´ 0” E

Some more confluences that were articulated in the Balaf, the sailboat. Blog notes for us and for them. Thanks to the sailing boat of Tomàs T.'s father, AKA Torori el Africano, it was possible to navigate to the crossroads after two tentative walks, mutilated by time and not in pleasure, in addition to that, a little while after arriving there, I was also able to put together and paste two final master's projects, and perhaps some more line of research in case someone takes it for granted. This occurred to me for the first time in the bathtub of the sailboat, as that one would say, on the fly, but this time it was the single or the groove. Later, the Recreational Boat Skipper book that Tomàs T. lent me confirmed it.

San R. deT. (ENTP) days before the Confluence he had sent us —to the second entourage of this trip that filled a four-seater Ford Fiesta between Polo R., The surveyor, my person and a Triban bike from the year 19 whose plate was slowly sectioning little bit the angelic thorax of the young Surveyor— a map of the telegraph towers that traced the abandoned Madrid / Valencia / Barcelona line that was almost the same Mediterranean highway that we were making (A3-Valencia-AP7-Tarragona). This map was made for his TFM, who worked with these telegraphy towers now in ruins and which he solved with three interventions that were shown to the public as material-fundamentalists. A member of the evaluating jury rhetorically asked what he had done with the Olafur Eliasson towers, to which he replied “surely put mirrors”, making it clear that he had already spent a night at that mole. What did happen in the end, a coincidence but the first of the arguments of this thesis, is that the TFM map served us to get to the other TFM that awaited us in Montroig del Camp, Tarragona.

Polo and Cex(the Topograph), they were dedicated to signaling telegraphs since we left Madrid while I was dedicated to distracting the driver at the same time as I suspected that at some point the locations of the towers had been looked at. They pointed them surprisingly, between dreams, in a very natural way, but indeed what they pointed to were telegraphs. The only thing I knew how to point out was the upper town of Sagunto, but like them with the towers: I had never been there nor had I consulted the map before passing, I only saw it and pointed it out.

San confessed to me on the return trip that the towers bored him; I told him that all childbirth is traumatic, that in a couple of years he will become fond of him. And do not worry because the body of the towers per se did not give anything to speak inside the Ford, if instead the mountain, the Valencian valley, the history behind the telegraphs, its historical time together with that of San : the thread that contemporary hermit telemarketers would grasp at its ends, each one in his tower living like no one else in a fragile exception sensed by him, which is the same with the genius of the project, which can last, as long as the thread, that projects are over (Nieves Mestre) but fiction is not (Torori?). I didn't tell him the latter in person, but because he already knows it.

Once in Tarragona we went to see a telegraph that was located in the middle of a campsite full of contemporary pirates (tourists and also [Anglo] -sajones). With that telegraph San could justify his boredom. It was something very normal and something pastiche. It was mimetic with what surrounded it, which is a Camping x Resort x Hotel that also put a hot springs with a jacuzzi, behind a full facade glass window (the glass separating the heat from the torpor) in front of the caravans and next to a pirate theme park crowned by the watchtower (the telegraph). But hey, he can't blame the poor tower or the pirates or the British. If there was a suspect of something, it was the guard who controlled the access booth to the resort because we will never know if he spoke from reason or lied to us, when we explained that we wanted to see the tower that was formerly a telegraph and he answered yes, that more people had come to visit it and that it was indeed a watchtower to detect pirates.

We could have told the guard that we were going to recreate Miró's presurrealistic landscape, that what was inside there was a painting. Well, it was what we were doing that morning, before the Confluence. This time we formed a strange cycling team of 5, riding with different natures from the Tomàs house to the Miró family farmhouse, intersecting the landscapes of these two artists, which was a bit the purpose of those rides: to be located in the TFG of Torori to see in macro the genetics of his later TFM. What he had done to graduate was to figure out the reconstruction of a mountain quarry, in what was the Renfe quarry in the Torn beach. Although Miró did not paint almost anything in Tom's TFM, he did in the swamp of the Hospitalet Vandellós Nautical Club. I recognized in one of the times that we were tying the Balaf that the tensegrity of the quarry proposal was already there, in the pantanal, when you look up a little and all the bare metal aluminum frames cross in front of you; When the sailboats sleep they unfold and the steel tensioners, ropes, guardrails, lines that sound in high-pitched metallic (HF noise) and the flags of Spain are better seen, along with another detail that gives just enough warmth.

As I have already said, this tour became a coda of his project for this extraordinary court that we are (at least for me, it is the first time I have visited it) that has given him 5-6 days of exposure instead of 8 minutes. , which confirms that Tomàs, who works with self-referential signs - don't be angry about this - never left heterotopia and if you allow me to clarify (in his favor and something more romantic), I would say that he is among the heterotopia of the times of Franco, atopia and utopia, terms that come to me recently through Barthes the Enamored that are briefly explained with four single notes taken from Alan Paul's text to the preface of How to Live Together: Barthes by barthes: “I am registered, assigned to a place (intellectual), a residence of caste (if not class)… Against which a single inner doctrine: that of atopia. Philosopher Socrates but also of the object of love: "the loved one is recognized by the subject in love as atopos, that is, unclassifiable, of an incessantly unpredictable originality". Watch out. Entropy degrades all value, it also degrades atopia as narrated in the Paris Nights (Barthes) and as happened in the Paris nights of 2019-2020: Atopia, for example ("good" value because it makes a difference, and therefore power) weakens and degenerates into a depressive position, mournful, of sheer impotence (in a "disvalue").

For the previous warning: The atopic subject was hysterical: he dodged the squares on the board to indulge in his own Socratic originality ... Tired of how to "get out of", Barthes now thinks about the space he would like to inhabit [utopia]. If Torori champions this value —and sometimes the disvalue of it— I think it is something that also crosses all those who were that day converging on the Balaf (to highlight the atopia-utopia transition). I highly recommend to them - if they have not already done so - to read that preface someday, later, because I understand that they will not have it at hand, and I take the opportunity to tell Polo that I took his copy of How to live Together (thanks and apologies) to digest the master's degree this summer like someone who takes a few shots to alleviate a glut.

At this point, having described the two TFMs that raise this series of confluences, I will go to the Confluence that originates this text. It is something much more technical than what has been said so far, although, as you can see, I have taken advantage of any occasion to put in some of my new marine jargon and it is not in vain, since all this would not have been assembled if I had not consulted quickly and running on the mobile the parts of a sailboat before sailing in order to impress the Balaf's skipper. That quick reading transcended and one of the nights after sailing (before going to the confluence) Tomás lent me a Recreational Boat Skipper book that I looked at with others about sailboats and a more special one (and I leave it here so that do not miss): Lanchas y Dornas: the cultural stability and morphology of the boats on the western coast of Galicia from Staffan Mörling. That trail continues until now when I continue to consult the PER book, however I confess that in principle I did it thinking about knowing how to design the Balaf II and that is why I stopped a lot on the forms of sails, hulls, keels and daggerboards. Well, one of those guys is the Marconi wing and here comes the TFM’s crossing that I have been promising.

The Marconi sail is the one used in Balaf as a mainsail, the most common today, it is triangular and is also known as a Bermudian sail due to its origin. In fact Marconi has nothing to do with the sail as such but with the mast. Guillermo Marconi, on the other hand, is the inventor of wireless telegraphy, by which the name for the candle stick is adopted due to the type of structure it presents and later the name is transferred only to the candle. Therefore, the pole (mast) that was used for the Bermudian sail was also known as Marconi because of its resemblance to the telegraph antennas invented by the Italian namesake. After knowing this, I was excited to look for images from the telegraphs of this type to see if by some chance they had receiving candles for the waves or something similar that San would have loved. The closest thing I found was a drawing of a kite tied to a tower that served as a receiver; very interesting. But as I have already said: The homonymy is due to the structure that lifts the pole with the help of metal crosspieces and steel tension cables, as the antennas were raised on the telegraphs of San, just like Tom's tensegrity proposal and as it is sustained Balaf's mast.

To finish, I have to say that in Cex's camera there should be a photo that at the same time reminds me a lot of Polo because I tried to take it by imitating another photograph that I discovered when we were investigating the islands, in which Jean Selz, a fisherman, the grandson by Paul Gauguin and Walter Benjamin sailing with a llaut in Ibiza (1933). I hope that when that photo is revealed it will join this dossier as graphic testimony that we were at Confluence 41º 0´ 0 ”N 1º 0´ 0” E.


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#1: View to west
#2: GPS at 41º 0' 0'', 1º 0' 0''
#3: Today catch close to CP
#4: Balaf´s crew
#5: Swimming at CP
#6: Captain and cabin boys
#7: SN, Polo
#9: Garden and gardeners
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  Notes
In the sea, but with a view of land.