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19-Sep-2011 -- PREMIO A LA INSISTENCIA
Esta confluencia fue parte de un plan frustrado de dejar a Uruguay sin confluencias vírgenes. Originalmente eran cuatro pero terminó siendo sólo una trilogía, cuyo relato detallado con muchas fotos podrán disfrutar haciendo click aquí.
Después de la conjunta 32°S 57°O, nos alojamos en Tacuarembó en el coqueto Hotel Carlos Gardel. El tema de la cena y el desayuno fue el encuentro con nuestro colega brasileño y el dato que no había podido capturar ninguna de las dos que nos quedaban. Malo por un lado, bueno por el otro ya que continuaban “unvisited”. Con poco tiempo disponible, elegimos la 32°S 56°O porque nos quedaba “de paso”.
Bajamos unos 40 km por la R05, pasando al costado del emblemático Cerro Batoví y enseguida encontramos la dificultad que Franky nos había anunciado, aunque algo atenuada: una tranquera llena de candados, hoy por ser lunes abiertos, pero una intimidante cantidad de carteles de “No Pasar”, “Propiedad Privada”, ”Use elementos de protección personal”, etc. ya que el predio (Campo Sepée) pertenece a una explotación maderera de Forestal La Oriental.
En Argentina, con tranquera abierta nos hubiéramos animado a entrar pero aquí nos entró la duda por ser un emprendimiento industrial. Y ahora?
“Aún nos separan casi 5 km, así que intentemos por otro lado” - dijimos al unísono.
Así la búsqueda se volvió frenética, vertiginosa, imparable. Cada huella, cada tranquera (portera en charrúa) sin prohibición expresa, fue relevada para ir acumulando frustraciones.
Ya vencidos, cuando casi completábamos un rodeo de 10 km de diámetro alrededor de la confluencia, vemos dos motociclistas conversando después de una portera dentro de otro campo privado, ahora de Forestal La Higuera.
Nos quedamos en la portera tomando unos mates, esperando que alguno de ellos se arrime a ver que hacíamos, lo que irremediablemente ocurrió: uno de los motociclistas se alejó por el campo y el otro vino hacia nosotros.
Y casi llegó el milagro: era un guardabosque de La Oriental que andaba de recorrida, Camilo, a quien le explicamos nuestro propósito pero resulta que justamente él no era responsable de Campo Sepée, si no, ya teníamos el permiso de entrar.
Y que podemos hacer? – preguntamos.
El responsable de ese sector es quien estaba hablando conmigo recién, Resebel Silva. – nos desilusionó.
Podemos ubicarlo de algún modo? – volvimos a preguntar.
No sé adonde iba, les puedo dar el celular, pero acá no hay señal. - nos ofreció.
Y, mejor que nada es. Podemos entrar a este campo y seguir las huellas de la moto? – se nos ocurrió.
Si, es público, aunque para salir a la R05 esta muy feo – nos informó.
Y bueno, si no ubicamos a Resebel, hacemos un poco de offroad para compensar – nos conformamos.
Nos metimos, la huella era brava pero divertida sobre todo siguiendo a la moto. En una lomada, Adriana me dice: ¡Acá hay señal!. De los nervios no encontraba el número en la agenda del teléfono pero al final apareció. Llamo a Resebel y… me atendió!!!
Le expliqué como pude y quedamos en encontrarnos en la portera del inicio del relato.
A toda velocidad llegamos a la R05 y completamos la vuelta en redondo. Resebel estaba ahí y no costó nada conseguir el permiso, sólo una recomendación de no salirnos de los caminos por el tema incendios.
Finalmente la huella tras la tranquera, después de varias vueltas se internó en la plantación y nos depositó a escasos 20 metros de la confluencia, que yace dentro de un cerrado monte de eucaliptos.
Increíblemente lo habíamos logrado después de casi cuatro horas de búsqueda. El premio a la insistencia.
Felices, nos dirigimos a Colonia del Sacramento, nos despedimos de Pablo y Marisa, que se iban para Montevideo y nosotros subimos al Buquebús que puntualmente en una hora nos puso en Buenos Aires.
Y así terminó esta aventura, la primera de muchas en territorio uruguayo.
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19-Sep-2011 -- PRIZE FOR THE INSISTENCE
This confluence was part of an unsuccessful plan to leave Uruguay without unvisited confluences. Originally were four points but finally it finished in a trilogy leaving only one vacant. You can enjoy a detailed narrative and many pictures, clicking here.
After the successful 32S 57W, we lodged at Tacuarembó in the beautiful Carlos Gardel Hotel. The subject of our dinner and breakfast was the unbelievable meeting with the Brazilian hunters and the fact that they couldn’t catch anyone of the two remained to us. It was bad at one hand, good at the other one, because they remained “unvisited”. Without enough time available, we choose 32S 56W because it was on our return route.
We went to the south about 40 km by R05, passing aside the emblematic Batoví Hill and quickly we found the difficulty announced by our Brazilian friend, Franky: a gate with many “Do Not Enter” advertisement. The owner of this land, Campo Sepée, is Forestal La Oriental, a lumber yard.
Although there were no padlocks, we decided not to enter; probably in our country, we could attempt without risks but here we considered it not convenient. And now?
“We are still separated about 5 km, so we can attempt by other side” – we said to each other.
So, the search was becoming frantic, dizzy, unstoppable. Each path, each gate (“Portera” in Uruguayan) without clear prohibition was surveyed, accumulating frustrations.
Already defeated, when almost we completed a circle of 10 kilometers of diameter around the confluence, we saw two motorbikers speaking far away inside another private land that was separated from us by a gate.
We stopped aside the gate taking “mate”, waiting if one of them would approach us. Finally, they finished their conversation and one of them came to us. The other went away in the opposite direction.
And the miracle occurred: He was a gamekeeper from La Oriental, Camilo, who is supervising the terrain. We explained our problem but he told us “Campo Sepée” didn’t depend on him.
What can we do? – we asked him.
My colleague, Resebel Silva, who was speaking with me is the responsible. – he said to us.
Can we locate him? – we insisted.
I didn’t know where he will go, I can give you the cellular phone, but here there is no signal – he disappointed us.
Well, it’s better that nothing. Can we enter to this path and follow the footprints of Resebel? – we asked.
Yes, no problem, but the path is very bad for transit – he informed us.
OK, if we can’t find Resebel, at least we can do some off road to compensate – we were satisfied.
We followed the footprints; the path was very difficult but funny. At the top of a hill, Adriana said: We’ve got signal! So, I called Resebel and... he answered!!!
I explained the best I could by phone but he proposed to wait for us at the gate of Campo Sepée for speaking.
At maximum speed, we completed the round trip and found Resebel. To get the authorization was easy, he only recommended us to use strictly the internal paths, due to the risk of fire.
Finally, the path from the gate introduced us inside the plantation and then, after some detours, we arrived at only 20 meters of the confluence under a grove of young eucalyptus.
Unbelievably, we could reach the confluence after four hours of searching. The prize for the insistence.
Happily, we went to Colonia del Sacramento, where Marisa and Pablo left us to go to Montevideo for a week, and we took the ferry to Buenos Aires.
So, this confluence adventure finished, surely the first of many at Uruguayan lands.