De vuelta en el puesto El Puesto, les pedimos permiso para acampar allí y le compramos un chivo a la parrilla para comer por la noche junto con ellos. Dejamos al peón Jorge, encargado de cocinarlo y nosotros aprovechamos para intentar capturar la confluencia 37°S 68°W que estaba a menos de 10 km de nosotros.

Desandamos el sendero que nos trajo hasta aquí y mientras Pedro se encargó de visitar el ojo de agua de Agua Poca y fotografiar la caballada, nosotros con la Vitara nos adentramos en el monte achicando la distancia a la confluencia a 3,2 km.

La cercanía del atardecer y un chivo a la parrilla nos hicieron desistir de alcanzarla caminando, ya que el regreso sería nocturno y corríamos el riesgo de no encontrar la huella por la que llegamos y de estropear cubiertas por no detectar filosos obstáculos. Es así como empezamos a fabricar excusas para volver alguna otra vez. Igual la publicaríamos como incompleta.

Otra vez en El Puesto, el chivo y dos piches nos estaban esperando listos para ser degustados, lo que hicimos con voracidad y por supuesto regados con un buen vino, que siempre llevo en la chata para estas ocasiones. Don Felipe Gonzalez y familia lo merecían.

Again in the ranch house “El Puesto”, we asked permission for camping there and we bought a small goat for roasting in order to have dinner by night together with the people of the ranch. We left the peasant Jorge in charge of cooking it and we went to attempt to catch the confluence 37°S 68°W , which it was at around 10 km away.

We went back by the path that had led us there and, while Pedro was visiting the Agua Poca’s water spring and taking photos of beautiful horses, we and our Vitara entered in the mount reducing the distance from the confluence to 3,2 km.

Afternoon was near and a roasted goat at “El Puesto” made us give up on the idea of reaching it by foot, because the return would be nocturnal and we’d run the risk of losing the track and ruin tyres owing to sharp obstacles. That’s how we started making up excuses to come back some time again. Anyway, we’d publish it as an “Incomplete” visit.

Back in “El Puesto”, the goat and two “piches” (small armadillo) were waiting for us, ready to be served and eaten, which we did with voraciousness, and naturally, accompanied with a good wine, thing that I always carry in the 4x4 for this cases. Don Felipe Gonzales and his family deserved it.