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08-Aug-2006 -- La semana pasada acompañé a mi hijo Guillermo y familia (quienes estaban pasando aquí en Los Cisnes algunos días de sus vacaciones de invierno) a capturar la intersección de el meridiano 64W y el paralelo 32S. Está ubicada en las cercanías de Colonia Almada (Córdoba). Guillermo ya tiene alguna experiencia en el tema, lo que hizo la ubicación fácil y al viaje entretenido.
Con el saber acumulado ese día y el GPS prestado, decidí prolongar un viaje que preveía hacer a Villa María, hasta Pozo del Molle, población en las cercanías de la cual había visto se ubicaba la intersección (mal llamada confluencia) 32S y 63W.
A Villa María iba a la Dirección de Catastro, por mis investigaciones de historia regional, en las que ando tratando de saber, y contar, como la tierra pública pasó a la propiedad privada.(En estas tareas me suele acompañar Juan Cuffia, amigo que actualmente está encargado de la réplica del tercer fuerte que en 1767 se levantó en La Carlota, ciudad vecina a mi domicilio).
Por esa razón lo invité a Juan, que los martes tiene franco, le encantó la idea, y así a las 8 de ayer, martes también 8, lo pasé a buscar.
Una vez cumplido el trámite en Villa María tomamos la hoy ruta 158 con rumbo a San Francisco, la que pasa por Pozo del Molle mismo. Fue inevitable recordar los viajes que hice siendo miembro del Consejo de Administración de SanCor CUL. a partir de 1963 y hasta 1980, por ese camino ingresaba para llegar finalmente a Sunchales (SF) donde nos reuníamos tres veces al mes. 430 k de ida y otros tantos de vuelta hasta mi casa. No menos de 200 viajes en los casi once años que ocupé el cargo. Los primeros en un Citröen 2CV.
Recuerdos a un lado, almorzamos en la entrada del pueblo, en la Cocina de Ana, bien atendidos por la bonita hija. Ahí mismo, un parroquiano nos señaló como embocar el camino vecinal que según el Google Earth nos habría de llevar, luego de 8.5 km hacia el Oeste al lugar de la intersección. Efectivamente el camino corría directo hacia el poniente, casi encima del paralelo 32. Al llegar a la altura del meridiano 63 nos hallábamos a la vera de un campo plano, donde un potrero de alfalfa muy buena me hizo expresar el deseo de que el punto a fotografiar fuera ahí, para reproducir un verde encantador.
Pero no fue así. Más allá de lo que indicaba el puntero del Google Earth, el GPS indicaba que debíamos avanzar 550/1000 de minuto hacia el norte. Cuando calculamos mentalmente que eso debían ser unos mil metros, resolvimos retroceder los 100 que habríamos avanzado desde el camino e ingresar en el establecimiento que habíamos visto poco antes de llegar a 63W.
Para entrar antes habíamos atravesado el alambrado con alguna dificultad, y al salir me enganché en el alambre de púa al resbalar por la pequeña barranca que bordeaba el camino. Con la ayuda de Juan pude incorporarme, el pantalón roto y una mano con alguna herida. (En el próximo viaje incorporar un pequeño botiquín, porque recién 2 horas después pudimos conseguir en un boliche del pueblo, alcohol y curitas para la mano herida. Era la hora de la siesta, todo cerrado, incluida la farmacia).
Por la misma circunstancia de la hora, temíamos molestar en la casa a la que accedimos, pero después de esperar un rato sin llamar, apareció el dueño de casa y un empleado quienes no dormían, sino que estaban haciendo un trabajo de carpintería.
Después de explicar el motivo de la visita y vencer alguna desconfianza inicial ante dos desconocidos, el joven patrón, no sólo nos permitió pasar sino que nos llevó el mismo, por dentro de su campo, en su camioneta. Lamentablemente el punto de intersección estaba todavía unos metros más al norte, en el campo de un vecino, cruzando otra calle. La atravesamos, nuevo pase de alambrado, esta vez sin percances y ahí tomamos las fotos de rigor, en el rastrojo de maíz del cual Juan alzó alguna espiga perdida en la cosecha.
En la camioneta del nuevo amigo, Leandro Baudino, volvimos hasta su casa. En el breve trayecto supimos que explota 230 ha de campo, con tambo, para lo que tiene ya construido un flamante galpón de ordeñe que le falta equipar. Muy buenos alfalfares, aspirando a ordeñar 4.000 litros diarios. De unos 35 años, vive ahí mismo con su mujer y dos hijas. Perdió hace poco a su padre. Se veía andar más gente en la casa, quizás la madre, o la abuela de quien nos habló.
Felizmente tenía en mi auto un ejemplar de mi libro “La Historia Diferente de un Pueblo Igual a Otros Mil: Los Cisnes”, que le obsequié, y recibió con gusto.
Cuando íbamos llegando de vuelta, ya cerca de la casa de Juan, nos dimos cuenta de que con la charla nos habíamos olvidado de cebar el mate que teníamos preparado para el viaje.
Cuando el sol se escondía en el horizonte, llegué a casa. Día de San Cayetano del año 2006.
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08-Aug-2006 -- Last week I went with my son Guillermo and his family, who where vacationing at Los Cisnes, to visit the 32S 64W confluence. Guillermo, having some experience on this made things easy and entertaining.
With my learning of that day and a borrowed GPS I decided to use a trip to Villa Maria to go visit 32S 63W which is near Pozo del Molle.
I was on this trip to Villa Maria, with my friend Juan Cuffia, as part of my research on how public land became private.
Once my business was taken care of at Villa Maria we took route 158 to San Francisco, in the way we would pass by Pozo del Molle. This brought back many memories of trips made from 1963 to 1980 when, as member of the board of SanCor CUL, I made more than 200 trips in the 11 years I held the position.
We had lunch there and asked a local person for directions based on a Google Earth printout. There was a road in which going West for 5.3 mi would take us to the confluence.
Once there we found ourselves on a flat field where an alfalfa farm made me wish the confluence was there so that the photos could be of such beautiful green.
This was not meant to be, the GPS indicated that we had to go about half a minute North. We estimated that meant 1,000 m so we decided to go back to an establishment we saw just before reaching 63W.
In the process I slipped and fell. Juan helped me to get up, I had torn my trousers and cut my hand.
(Next time we should bring a first aid kit, 2 hours passed before we found a place that had alcohol and band aids. Most places where closed since this was siesta time.)
For this very reason we where wondering about bothering the people at the place we where when, after a while, the owner and an employee of him came to us; they were doing some carpentry work.
After explaining our purpose and overcoming some initial mistrust the young owner not only allowed us into his property, he took us all the way to the confluence point on his truck.
The confluence happened to be after the end of his property, so we crossed a road and another wired fence.
We took the photos on a burned field of corn.
On the truck, with a new friend, Leandro Baudino we came back to his house. In the short journey we learned that he has 568 a where he plans to produce 1,056 gal of milk per day. At 35 years of age he lives there with his wife and two daughters.
Fortunately I had a copy of a book I wrote on my car, I presented him with this book which he gladly received.