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14-Ago-2016 -- Esta fue nuestra confluencia número 26, y fue especial ya que probablemente por mucho tiempo será la última que conquistemos en territorio brasilero. Después de un par de años viviendo en este maravilloso país había llegado el tiempo de volver a nuestra ciudad, Buenos Aires.
El fin de semana del 13 y 14 de Agosto, mientras en la ciudad de Río de Janeiro se respiraban las olimpiadas, nosotros recorríamos pueblos en el sector limítrofe entre el norte del estado y la vecina Minas Gerais.
El sábado recorrimos municipios como Sapucaia, Volta Grande, Recreio, Muriae, por mencionar algunos. La noche nos encontró en un pequeño pueblo (en el interior profundo de Rio de Janeiro) con un nombre extravagante, Porciúncula, el cual es uno de los municipios más alejados de la metrópolis (aproximadamente 350 kilómetros).
Disfrutamos la apacible calma del atardecer en el pueblo, donde por la noche todo el mundo se reúne en torno a la plaza, la iglesia y una vieja estación ferroviaria ya sin servicios. Entre espectáculos callejeros comimos unas pizzas con cerveza y luego volvimos a la posada.
Al día siguiente puse el despertador muy temprano. A las 06:00 ya estaba en la ruta en dirección hacia el siguiente pueblo, Natividade. Aproximadamente a mitad de camino se abría hacia la izquierda una calle de tierra, que tras unos cientos de metros me llevó a la entrada de un establecimiento rural. Eran 06:30 y no había nadie, solo un perro ladrando. La única casa estaba al otro lado de la calle y una señora se asomó, le explique que intentaba entrar en el campo unos 700 metros para fotografiar un punto geográfico, habrá pensando “este está loco” mientras me decía que si quería pedir permiso debía seguir unos cientos de metros hasta una casa. No le hice caso, era muy temprano para estar incomodando a las personas, así que salté el alambrado y comencé una caminata tranquila, primero por una calle interna del establecimiento y luego por una senda que iba contorneando un cerro.
Me llevó unos 15 minutos llegar a la confluencia (a unos 700 metros desde la calle). El sendero que sigue el cerro pasa a unos 30 metros del punto exacto. Luego de poner en cero el GPS volví rápidamente al auto. En definitiva había entrado sin permiso, lo cual me generaba cierta incomodidad. El lugar es muy bello aunque (probablemente por el horario) una niebla lo cubría casi todo.
Volví a la posada de Porciúncula más o menos 07:30, desayunamos y comenzamos el lento regreso a Resende, pasando (entre otros pueblos) por Miracema. Como en todo viaje siempre debe existir un objetivo, aunque a veces sea realmente ridículo. En este caso la excusa principal era sacarle alguna foto a la primera sucursal de Leader. Se trata de una cadena de tiendas de ropa, muy popular en Brasil, que tuvo su origen en este pueblo.
Luego de Miracema nos hicimos una escapada hasta Palma, un pueblo al otro lado de la frontera estatal. Al volver y cruzar nuevamente el límite, y ver por última vez los caminos y sierras de Minas Gerais sentí nostalgia. Quien sabe cuánto tiempo pase para volver a pisar este estado...
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14-Aug-2016 -- This was our Confluence number 26, and it was special since it will be the last that we conquer in Brazilian territory probably for a long time. After a couple of years living in this wonderful country the time of return to our city, Buenos Aires, had come.
The weekend of 13-14 August, while in the city of Rio de Janeiro the Olympics breathed, we toured villages in the bordering area between the northern part of the State and neighboring Minas Gerais.
On Saturday we travelled by Sapucaia, Volta Grande, Recreio, Muriaé, to name a few. The night found us in a small town (in the deep interior of Rio de Janeiro) with a quirky name, Porziuncola, which is one of the farthest from the metropolis (approximately 350 km).
We enjoyed the gentle calm of the evening in the village, where at night everybody gathered around the square, the church, and an old railway station already out of service. Among street shows, we ate some pizza with beer and then went back to the inn.
Next day I put the alarm very early. At 06:00 it was already on the path towards the next village, Natividade. Approximately halfway to the left opened a dirt road, which led me to the entrance of a rural settlement after a few hundred meters. It was 06:30 and there was no one, only a barking dog. The only house was on the other side of the street and a lady looked out, I explained to her what I was trying: to enter the 700 meters and photograph a geographical point. She will be thinking 'this is crazy' while she told me that if I wanted to ask permission you should follow a few hundred meters up to a house. I did not take care of the suggest, it was very early to be bothering people, so I jumped out the wiring and I began a quiet walk, first by an internal settlement road and then along a path that was outlining a hill.
It took me about 15 minutes to reach the confluence (at about 700 meters from the street). The path that follows the mountain passes 30 meters of the exact point. Then having put in zero the GPS, I quickly returned to the car. Ultimately I had entered without permission, which delivered me some discomfort. The place is very beautiful though (probably in the schedule) a mist covered almost everything.
I returned to the inn of Porziuncola more or less at 07:30, had breakfast and we began the slow return to Resende, through Miracema (among others). How in all travel always there must be an objective, even if sometimes it is really ridiculous. In this case the main excuse was to take a picture to the first branch of Leader. It is a chain of clothing stores, very popular in Brazil, which had its origin in this town.
After Miracema we made a trip up to Palm, a village on the other side of the State border. Nostalgia I felt again and again cross the limit, and see roads and mountains of Minas Gerais for the last time. Who knows how much time will pass to step on this State again...