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12-May-2017 -- LA ESQUIVA CONFLUENCIA 2868
Allá por el 2011, en conjunto con los entrañables amigos de Pasión 4x4 de Rosario, hicimos una recordada travesía tratando de enlazar varias confluencias inexploradas sobre el Paralelo 28 en las provincias de La Rioja y Catamarca. Específicamente le apuntamos a las comprendidas entre el meridiano 68 y 65 sobre una variedad interesante de terrenos: alta cordillera, desiertos, precordillera y llanura.
Destinamos cuatro días a todo ese viaje bajo el supuesto que podríamos más de una visita exitosa diaria, basados en otras experiencias similares en la Patagonia y en el paralelo 27.
Esa vez, la primera confluencia que intentamos nos demandó dos días y encima nos mojó la oreja muy alevosamente: tras varios intentos por todos los puntos cardinales no pudimos acercarnos a más de 250 metros. Lo propio le pasó a Hugo Perret no hace mucho, que tozudo, volvió a intentarla con similar resultado. Entonces esta bendita confluencia paso a ser un trofeo muy preciado que siempre ronda por nuestras afiebradas mentes aventureras.
Hacia el final de un intrincado viaje buscando pasos alternativos norte sur desde Jagüé y Vinchina hacia la zona del monte Pissis, terminamos escalando el Portezuelo de la Punilla donde nace el río Colorado, pasando cerca de esta deseada confluencia y a algunos la tentación nos venció.
Al atardecer de un día agitado, el grupo de seis chatas se dividió cuando alcanzamos la quebrada del Ulpiadero desde el río Colorado. Tres fueron a investigar el inicio de un track XX que remontaba el río de las Tamberías rumbo al Pissis ya que no tendríamos tiempo de desarrollarlo completo como era el plan original y el resto nos fuimos a ver hasta donde podíamos llegarle a la CF2868 una vez más.
Denis, Tape (Egdardo Arriola), Eladio, Pablo, Julio y yo nos largamos hacia allí y nos arrimamos por uno de los innumerables cañadones de increíble pendiente que bajan como un delta de la montaña de tierra suelta y piedras que cobija la CF 2868 a más de 3200 msnm. Al igual que las veces anteriores, todo venía muy prometedor hasta que apareció la imponente pared de más de 100 metros de altura vertical que se interpone antes de la confluencia a modo de guardián infranqueable. No obstante vimos que por una de las crestas que flanqueaban al cañadón tal vez se podría intentar a pie una vez más.
La idea era hacer un rodeo de unos 800 metros en subida esta vez por los filos; desde abajo la pendiente parecía accesible y teníamos tres o cuatro horas de luz todavía. Más o menos pertrechados, decidimos encarar una vez más la esquiva empresa Pablo, Denis, Tape y yo, olvidando las dificultades que ya habíamos sufrido anteriormente. Tape, con mucha experiencia se puso al frente y nos guiaba hacia arriba, pero a los pocos metros de subir comprendimos que no sería nada fácil: la pendiente no era tanta pero el suelo era tierra suelta donde dabas un paso hacia arriba y medio hacia abajo; el aliciente era que más arriba el terreno parecía cambiar y ser rocoso, lo que prometía un mejor “agarre”.
Con mucho esfuerzo y para los inexpertos como Pablo y yo con bastante adrenalina, zigzagueando hacia arriba por ese “tobogán enjabonado” alcanzamos las “rocas”, encomilladas porque en realidad eran falsas rocas que se arrancaban apenas le apoyabas las manos encima para agarrarte. Apenas habíamos subido unos 40 metros y nos manteníamos a los iniciales 400 metros de separación de la confluencia. No era viable la subida por las esas “rocas”; sin embargo la nueva perspectiva nos mostró otro filo más suave alargando el rodeo de 800 metros a vaya a saber cuánto y encima con casi una hora menos de luz. Inmediatamente antes de las “rocas” el suelo había un poco más estable aunque con más pendiente y el Tape nos indujo a ir por allí a buscar el nuevo filo. Denis se movía como una cabra y Pablo y yo también sólo que como cabras paralíticas por ese inseguro sendero donde una patinada implicaba rodar muchos metros hacia abajo con pendiente de 45 grados…
Pero como en estos tiempos políticos donde vale el “Si, se puede” alcanzamos el nuevo filo con mucho esfuerzo, reduciendo considerablemente la distancia y con la perspectiva de al menos arrimar al círculo mágico de los 100 metros. Y así fue consumiéndonos casi dos horas de terrible trepada para logar una captura exitosa. Cuando todo parecía concluir felizmente y sin contratiempos, Denis y el Tape se entusiasman con la idea de lograr todos los ceros porque creen con la hora de luz disponible y con la trepada que quedaba por delante se podrían conseguir. Pablo y yo miramos la trepada, después nos miramos y les dijimos al unísono: ustedes dos están locos! No obstante, no los pudimos convencer y entonces nosotros decidimos quedarnos a esperarlos y les pasamos todos los elementos que teníamos: GPS, Handy VHF, agua, unos chocolates y les deseamos suerte.
Como arañas treparon el empinado filo que teóricamente nos separaba de la confluencia y desaparecieron de la vista. Estos dos malditos lo iban a lograr… La cuestión que se empezó a hacer de noche y no volvían. Nosotros solos allí en la montaña y sin radio no seríamos de mucha utilidad así que optamos por bajar a las chatas antes que desapareciera la luz, lo cual fue bastante dificultoso por la pendiente de acarreos resbaladiza. Al llegar a las chatas, Eladio y Julio nos comentan que cada tanto se comunican por radio con ellos pero que aún no habían conseguido llegar a la confluencia porque arriba encontraron una intrincada red de cañadones y barrancos que les dificultaba acercarse pero que no obstante estaban muy cerca. Al rato, ya de noche, recibimos la comunicación esperada: eufóricos habían conseguido pararse sobre la confluencia y ahora estaban viendo cómo volver.
Pero no sería tan fácil: a los pocos minutos nos informan que se le había acabado la batería del GPS y que temían que le pase lo mismo a la radio en breve, por lo que espaciarían las comunicaciones para ahorrar batería; que nos quedásemos tranquilos que estaban enteros, que veían la fogata que habíamos preparado y que preparásemos la cena que en una hora estarían abajo.
Pasó una hora, luego otra y otra y solo recibíamos breves mensajes que estaban bien; a los lejos sobre la ladera del empinado barranco veíamos las dos luces de las linternas de cabeza bajando por donde antes nos había parecido imposible subir. En un momento vemos que dejan de descender y por radio nos avisan que habían equivocado el sendero de bajada y que habían llegado a un paredón vertical de unos 40 metros imposible de bajar, por lo que tendrían que volver a subir. Sólo pensar que de día esas “rocas” por donde andaban no ofrecían garantía alguna, nos dieron escalofríos del despelote en que se habían metido y nosotros sin poder hacer nada. Mientras una de esas lucecitas no bajara demasiado rápido…
Nos quedamos viendo como las dos lucecitas muy lentamente desandaban dos horas de bajada aunque ahora lo hacían mucho más rápido. Por suerte el clima estaba bastante bueno aunque la temperatura era bastante baja. Al llegar arriba, desaparecen de nuestra vista y al rato nos informan que ante la imposibilidad de bajar se quedarían a dormir arriba y esperar luz diurna para ver cómo hacerlo. No nos tranquilizó la idea pero era mucho más sensato que seguir intentando bajar.
Por supuesto que nos olvidamos de la cena y nos metimos en las chatas a pasar una larga vigilia hasta el amanecer. Diría que casi no dormimos preocupados por la suerte de nuestros amigos, a la intemperie a 3200 msnm. Nos estarían diciendo la verdad o cometerían otra locura, no se habrá lastimado alguno? Interrogantes que sabríamos al salir el sol. En algún momento, inesperadamente desde Fiambalá, el resto del grupo se pudo comunicar con nosotros y los impusimos del problema. Ellos también estaban preocupados por no tener noticias nuestras; igual las que escucharon no eran las más tranquilizadoras...
La larga noche inexorablemente se terminó y la novedad fue que la habían pasado bastante bien con frío, acurrucados en un pequeño cañón con fondo de arena (Secretos en la Montaña?) y que emprendían el regreso pero por otra vía más al norte que les parecía más accesible, a la postre por otro de los cañadones paralelos al que habíamos accedido.
El final fue feliz, en menos de una hora los tuvimos de vuelta con nosotros, después de más de doce horas habernos separado. Luego de abrazarnos y felicitarlos por el logro, por supuesto que les dijimos de todo por su decisión no exenta de peligros. Pero realmente, quien les quita lo bailado? Al fin y al cabo la vida es una sola y los gustos hay que sacárselos. Denis me recordaba, sin justificarse, la situación inversa cuando invertimos los roles y yo me fui a buscar el avión del Ingamayo sin agua, sin abrigo a 5400 msnm. Tan loco como esta aventura.
Nos quedaba “solamente” remontar la quebrada del Ulpiadero y encontrarnos con el resto del grupo en Fiambalá para emprender el regreso a casa. La sorpresa fue que cuando llegamos a la divisoria de aguas, rodeando la confluencia, encontramos nieve fresca a no más de 20 km de donde los muchachos pasaron la noche a la intemperie. Evidentemente, Dios estuvo de nuestro lado.
El relato completo de nuestro viaje, hacer clic aquí.
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12-May-2017 -- THE DISDAINFUL CONFLUENCE
Far away at year 2011, together with friends of “Pasión 4x4” from Rosario, we made an unforgettable trip attempting to catch a group of unexplored confluences on 28 Latitude at the province of La Rioja and Catamarca. Specifically, we headed to confluences located between meridian 65 and 68 on a variety of interesting terrains: high mountains, deserts, sand and plains.
We foresaw four days for this trip under the assumption that we could catch more than one visit per day based in our previous experience in Patagonia and 27 Latitude.
This time, in the first confluence attempted, we spent two days with unsuccessful result: despite attempting by the four cardinal points we could only approach until 250 meters. The same happened to Hugo Perret a few weeks ago. Then, this blessed confluence became a very valued trophy always present in our adventures and feverish minds.
At the end of an intricate journey looking for alternative crossings south-north from Jagüé and Vinchina to the Pissis Mount area, we ended climbing the Portezuelo de la Punilla where the Colorado river arises, passing very near of this dreamed confluence. Some of us were defeated by the lure to go for it.
At a hard day's sunset, the team of six 4WD cars divided when we reached the Ulpiadero Canyon from the Colorado river. Three of us went exploring the start of an unknown track along Tamberías river towards Pissis Mount; the last one tried once again to catch the disdainful confluence.
Denis, Tape, Eladio, Pablo, Julio and me went there and then we approached by one of the countless canyons of unbelievable slopes that descend from the mountain's confluence as a river delta of rocks and sand at more than 3200 masl. As before the other times, all seemed to go very well until the vertical wall of more than 100 meters of height that always interposed between us and the confluence appeared as an insurmountable guardian. Nevertheless, we saw a small possibility to go up by foot using one of the ridges of the canyon.
The idea was to do a big bypass of 800 meters ascending by the ridges; from the bottom, the slope seemed reachable and we had three or four hours of light day left to go up. Pablo, Denis, Tape and me joined our willingness and efforts to attempt again the unfulfilled mission to catch the confluence. Tape, the most experienced on climbing, took control of the group and guided us to go up. A few meters, we realized that the hiking wouldn’t be easy: the slope wasn´t very much but the terrain was loose soil where you go two steps up and then you go one step down. The incentive to follow was that the terrain seemed better fifty meters up, with rocks that promised some grip.
With big efforts and with very much adrenalin -at least for beginners as Pablo and me-, zigzagging upward for this slippery toboggan, we reached the “rocks” (the word “rocks” is between quotation marks because they were actually pieces of compacted fill without any support to grip). Status: we barely went up 40 meters and we still were at 400 meters of the confluence. It was unaffordable to climb through these “rocks”. Nevertheless, the new viewpoint showed us other smooth ridge enlarging the hike more than 800 meters and besides, probably without light. Immediately before the “rocks”, the terrain was a little more stable even the slope was bigger; Tape led us by it to look for the new ridge. Denis and Tape moved like goats whereas Pablo and me too, but as paralytic ones. One false step there implied to fall many meters downward by a slope of 45 degree…
Again, with big effort, we reached the new ridge, reducing drastically the distance to the confluence and at least with some chances to enter within the magic circle of 100 meters for successful catching. After two hours fighting with the terrain and slopes we reached the goal. When all seemed to end happily without difficulties, Denis and Tape proposed to go nearer the confluence in order to get “all zeros” because they believed we were able to reach the exact point with the daylight remaining. Pablo and I saw the ridge, we looked at each other, and then we said at the same time: “You are crazy!” Of course, we couldn´t convince them so we decided to wait there until they came back. We gave them some things that we had: GPS, Handy VHF, water, chocolates, and wished them very much luck.
Like spiders, Denis and Tape went up for the steep ridge and quickly they disappeared from our view. These two cursed man would achieve it… Daylight was going out and they didn't return. We were lonely in the mountain and with no radio wouldn't be useful, so we decided to return to the cars before there was no light. Our descent was very difficult because the slope downward was very sleep. When we arrived with our friends Eladio and Julio, they told us that from time to time Denis and Tape informed their status and they still hadn't reached the confluence. On top of the mountain, they found a complex network of canyons and ridges difficult to pass but they were very close of the confluence. Some hours later, already night, we received the expected news: They had reached the exact coordinates and had their foots on the confluence. Now, they were thinking how to return…
But the return wouldn't be easy: a few minutes later, they informed us that the battery of the GPS had no charge left and they were afraid that this also was going to happen with the battery of the VHF radio, so they would communicate only from time to time in order to save battery. They said that they were very good, that they were watching our campfire and told us to make something for dinner because in one hour, they would be with us.
One hour after, then another hour and we only received short messages from them saying: “We are ok, be quiet”. Far away, on the steep hillside, we were seeing two headlights going down where a few hours ago we thought it was impossible to climb. Suddenly, we saw the descent was stopped and then the radio shortly said: “We took the wrong path because we found a vertical fall of 40 meters, impossible to go down. We'll go back over our steps.” The situation was very worrying: false rocks, darkness, tiredness could lead to big problems. We only hoped not to see one headlight going down too fast.
We watched helplessly as the two headlights retraced what has been done two hours before going down but a little faster. Luckily the weather was very well, despite the low temperatures. When the headlight reached the top, it disappeared from our eyes and then they informed that they would sleep there waiting the daylight to be able to find the path for returning. The idea didn't calm us, but it was better than attempting to go down without light.
Of course, all of us forgot the dinner and accommodated in the cars prepared to spend a long night, waiting for the dawn. Practically nobody slept, worried for our friends outdoor at 3200 masl. But we thought: were they telling the truth? Did they sleep or keep walking in darkness? Were they injured? Answers would be known when sunrise came. Unexpectedly from Fiambalá, we received a communication of our other friends and we informed the situation. They were also worried for us by absence of news. Anyway, the news we gave them weren´t the most calming ones.
Inexorably the long night ended and the novelty was that our friend Denis and Tape had passed the night enough well but with cold, huddled in a small canyon on floor of sand (Brokeback Mountain?) and they were returning by other path at north of us, ending on other parallel canyon. It was a happy ending: in one hour they joined us after twelve hours of separation. At first, six of us embraced and then we scolded to Denis and Tape for their dangerous decision.
After all, we only had to go upriver along Ulpiadero River and to find the rest of the group at Fiambalá for returning home. When we arrived where the water divides, surrounding the confluence at 3200 mosl, the surprise was fresh snow at 20 kilometers where Denis and Tape had slept outdoor. Obviously, God was in our team.
Click here for the complete narrative of our trip.