Spanish
26-Jan-2003 -- After a talk to my brother and a visit to this website we planned an excursion to our first confluence along with Gela and Cristina.
Sunday started with a late lunch followed by the replacement of the brake reservoir in both of our dune buggies. We left to the gas station to fill the gas tanks and started the journey to confluence 29o N, 111o W.
To start we headed west to Mezquital del Oro abandoned poultry farms, then veered south to go across the Sonora river dry riverbed where extensive gravel and sand works have developed. This location proves to be great fun for driving the dune buggies. Leaving behind us Hermosillo, the capital state of Sonora, we have a nice trip on dirt roads amidst small farms and mesquite groves before approaching the township of Paloverde. We reach highway 26 just southwest of Tecoripita hill, in a place called "Las Minitas" because of the limestone mining in a small calcareous outcrop.
After crossing this state highway that leads to the irrigation district "Costa de Hermosillo" and ends in the shores of the Gulf of California, the settlements and farms start to thin out and the Sonoran Desert with its ironwood trees, brittlebush and 'paloverdes', become the dominant element of the landscape. Here, most of the soils are alluvial and the vegetation is typical of one of the six subdivisions of the Sonoran Desert called "Plains of Sonora". It is also called the "Olneya-Encelia Region" alluding to the scientific names of the ironwood and brittlebush –the dominant plant species in the area.
We traveled about four kilometers south into a small valley. The road became rougher, but the buggies did really well, especially at an arroyo bank that destroyed the road and completely blocked the passage of any conventional vehicle. To the east, a series of small granite hills flank the valley. These are a southern prolongation of the granie range of "Sierra Espinazo Prieto". One of these hills, "Cerro La Virgen", has a large painting of "Virgin of Guadalupe" on its eastern flank close to highway 15. It is the focus of pilgrimage every 12 December. To the west, a rhyolitic mountain appropriately named "Cerro Colorado" for its imposing red cliffs, contrasts with the white granites. Small dry arroyos drain the valley. All of them have clean, white sand and are verdant lines of life that offer needed shade in the desert summer.
Reaching the confluence was surprisingly easy. It is located in a small arroyo where a handsome 'paloverde' tree grows. After finding the site using my old GPS 12, and Cesar’s Venture GPS, we just traveled through old trails in the neighboring granite hills. We left the site after enjoying a spectacular desert sunset from one of the peaks. As always, we kept all the time within the established trails or tried not to disturb soil and vegetation with our vehicles.
With a wonderful mild weather in late January (22 C,72 F), clear blue skies and a profusion of winter desert wildflowers that form carpets of color after the rains of late December we really enjoyed the ride and the excitement of finding our first confluence.
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Después de platicar con mi hermano y de hacer una visita a este website, planeamos una excursión junto con Gela y Cristina a nuestra primera confluencia.
El domingo comenzó con el desayuno tarde en la mañana a lo que siguió la reparación del recipiente de líquido de frenos de nuestros buggies. Llenamos los tanques de gasolina y comenzamos el viaje a la confluencia 29o N, 111o W. Iniciamos enfilando hacia el oeste rumbo a los gallineros abandonados del Mezquital del Oro, luego viramos hacia el sur para cruzar el lecho seco del río Sonora. En ese lugar se extrae arena y grava dejando grandes socavones que son la delicia de los buggies. Dejamos atrás a Hermosillo, la capital de Sonora, y continuamos por angostos caminos vecinales, pequeñas granjas y bosquecillos de mezquites antes de acercarnos al poblado del Paloverde. Llegamos a la carretera 26 al sudoeste del cerro Tecoripita en un lugar llamado "Las Minitas" por existir allí, en un pequeño afloramiento, una mina de piedra caliza.
Después de cruzar esta carretera, que lleva al distrito agrícola "Costa de Hermosillo" y a las playas del Golfo de California, las granjas y caseríos comienzan a desaparecer y el Desierto Sonorense con sus árboles de palofierro, paloverdes y rama blancas, se convierte en el elemento dominante del paisaje. En este lugar los suelos son de origen aluvial y la vegetación es típica de una de las seis subdivisiones del Desierto Sonorense llamada "Planicies de Sonora". A esta región también se le ha llamado "la Región Olneya-Encelia" por la predominancia de estas dos especies –palofierro y rama blanca.
Viajamos aproximadamente cuatro kilómetros hacia el sur adentrándonos en un pequeño valle. El camino se vuelve cada vez más accidentado pero los buggies la hicieron bien, especialmente en un arroyo que presenta un corte que bloquea el paso a cualquier vehículo convencional. Hacia el este, una serie de pequeños cerros graníticos flanquean el valle. Estos, son la prolongación sureña de la sierra Espinazo Prieto. Uno de estos cerritos es el cerro de La Virgen que tiene en su flanco oriental, cerca de la carretera 15, una pintura de la Virgen de Guadalupe. Este cerro es motivo de peregrinación cada 12 de diciembre. Hacia el oeste, una montaña de riolitas apropiadamente llamada cerro Colorado por sus despeñaderos de color rojo, contrasta con los blancos granitos. Pequeños arroyos drenan el valle. Todos ellos tienen arena blanca, limpia y suave. Son líneas de verde vida que ofrecen sombra del verano en el desierto.
Alcanzar la confluencia fue sorprendentemente fácil. Está localizada en un pequeño arroyo donde crece un muy bonito paloverde. Después de encontrar el sitio utilizando mi viejo GPS12 y el GPS Venture de César decidimos pasear por viejos caminos en la vecindad de las lomas de granitos. Dejamos el área después de presenciar un espectacular ocaso en el desierto. Como siempre, tratamos de mantenernos dentro de los caminos sin hacer perturbar el suelo y la vegetación con el paso de nuestros vehículos.
Con un maravilloso estado del tiempo para enero tardío (22o C,72o F), un cielo despejado de intenso azul y una profusión de flores silvestres del desierto que formaban una alfombra a nuestros pies, debo confesar que disfrutamos intensamente el día y la excitación de encontrar nuestra primera confluencia.